miércoles, 6 de octubre de 2010

I ARA EL 28- N

Es un momento un tanto crítico para elecciones, el personal está cabreado por la situación económica que nos envuelve y el grado de desafección política es grande.
El tripartito ha dejado muchas lagunas, los convergentes apoyarán a un empresariado que lo tiene bien para acometer ERE subjetivas; los independentistas, realmente son un número insuficiente para unas aspiraciones firmes; al PP, "que voten ellos!" con todo lo que ha despotricado de Catalunya.
Sería peligroso un margen de abstención importante, pues reflejaría que para el ciudadano de a pie la política es una inutilidad que le sale muy cara. Y tal como están las cosas ahora mismo, no hay liderazgos sólidos capaces de atraer el favor y el fervor de las masas.
Las dos últimas legislaturas han sido batante activas, se ha trabajado mucho en infraestructuras
y se han sacado adelante proyectos que estaban paralizados, además se ha redactado un EStatut, se ha refrendado -hubo quien fue a gestionarlo por la puerta de atrás, para llevarse la medalla- y se ha ido poniendo en marcha paulatinamente a pesar del varapalo que significó la sentencia recortadora. El problema es que cuando un ente de gobierno actúa con tal nivel de desacuerdo, le quita trempera a su gestión; y ahí es donde la soez oposición curca diciendo que todo va tan mal.
Ahí radica el problema de los liderzagos sólidos, hacer que la gente se sienta gobernada.

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